Cada paso es un recuerdo. Cada kilómetro por un camarada caído. La marcha conmemorativa es una impresionante muestra de compañerismo, profundo respeto y unión. También este año tuvo lugar de nuevo del 28 al 31 de julio de 2025.
120 kilómetros fueron recorridos, por 120 caídos. Además, 3.429 metros simbólicos atravesaron Berlín para recordar a las soldadas, soldados y personal civil de la Bundeswehr que perdieron la vida al servicio de nuestro país.
Una marcha con simbolismo
147 participantes en la marcha, mujeres y hombres también este año han vuelto a desplazarse desde todo el territorio federal; proceden de distintas unidades de la Bundeswehr y están soldados y soldadas en activo, así como Reservistas en servicio.
Algunos participan en la marcha por primera vez, otros llevan años formando parte de este acto conmemorativo tan especial.
Lo que les une es más que el camino: es el recuerdo. El duelo. Y la historia absolutamente personal que les ha llevado a participar en la marcha.
La marcha es un desafío, no solo físico sino también emocional. Los participantes no marchan por sí mismos, sino por aquellos que ya no pueden marchar por sus propios medios. Marchan para honrar la memoria de quienes perdieron la vida en acto de servicio.
Las bandas con nombres: señales contra el olvido
La noche anterior al inicio de la marcha, cada participante recibe una cinta con el nombre de un soldado caído. Llevarán ese nombre en su uniforme durante los cuatro días siguientes, como señal visible de recuerdo y contra el olvido.
El recorrido de la marcha es un desafío físico, pero todos quieren aguantar: por el camarada cuyo nombre llevan en el uniforme. Marchan en representación de quienes ya no pueden marchar por sí mismos.
Algunos llevan la cinta con el nombre de un amigo íntimo o antiguo compañero, otros la de un soldado desconocido para ellos. Solo a través de la marcha y del hecho de llevar la cinta se enfrentan a la historia de esa persona y así conocen más sobre la vida que hay detrás del nombre.

La marcha: comunidad, camaradería, recuerdo
Cada año la distancia de la marcha es mayor. Este año son 120 kilómetros: por 120 soldados caídos en servicio. Al final del recorrido se añaden 3.429 metros para conmemorar a las soldadas, soldados y empleados civiles de la Bundeswehr que perdieron la vida en el cumplimiento de su deber.
Esto pone de manifiesto una vez más los retos y riesgos a los que se exponen los miembros de la Bundeswehr para proteger la seguridad y la libertad de nuestro país.
La marcha atraviesa el estado federado de Brandeburgo y termina en Berlín. Está dividida en cuatro etapas que se recorren juntos: un trayecto que no solo exige mucho físicamente, sino también emocionalmente a los participantes. Se ríe y se llora juntos, se recuerda y se guarda silencio.
Cuatro días, 120 kilómetros, un objetivo
La marcha conduce a los participantes por una ruta a través de Brandeburgo hasta la capital, Berlín. Cuatro etapas con paisajes variados: a veces a través de bosques silenciosos y amplios campos, otras veces pasando por pequeños pueblos y lugares llenos de vida. Cada etapa tiene su propia atmósfera.
El primer día llovió, lo que hizo que el recorrido y el ánimo fueran especialmente exigentes.
El segundo día tuvo lugar en el Bosque del Recuerdo en Potsdam una emotiva colocación de una corona de flores, un momento de silencio conmemorativo.
El tercer día estuvo marcado por un acompañamiento especial: una formación de helicópteros de combate del ejército de aviación transmitió un mensaje de radio muy especial para los participantes de la marcha. Deja claro que, en pensamiento, son muchos más de 120 los participantes en la marcha.
La última etapa y ceremonia de clausura
La última etapa de la marcha es para muchos participantes un momento especialmente emotivo. Tras unos 120 kilómetros en cuatro días, conduce directamente por el corazón de Berlín, pasando por conocidos monumentos y por las concurridas calles de la capital, hasta el Reichstagsgebäude, donde los marchadores se encuentran con los familiares de los caídos.
Allí, el reencuentro suele ser conmovedor: se ríe, se llora, se habla… y se guarda silencio juntos. Acompañados por sus familiares, los participantes recorren de nuevo exactamente 3.429 metros: por cada miembro de la Bundeswehr que ha muerto en servicio desde su fundación. Soldadas, soldados y personal civil.
Estos últimos metros son la razón por la que tantos han aceptado cuatro días de dolor, lluvia y agotamiento: para caminar codo con codo con los familiares, por padres, hermanos, hijas o parejas que no han regresado.
El recorrido termina en el Monumento Conmemorativo de la Bundeswehr. Allí tiene lugar una solemne ceremonia de clausura, acompañada por el batallón de guardia y con una ofrenda floral en recuerdo silencioso.