Los chalecos de protección ofrecen una protección esencial frente a lesiones por arma blanca y por arma de fuego. Según el nivel de amenaza se emplean distintos modelos: desde chalecos anticorte hasta chalecos antibalas, también conocidos como chalecos balísticos de protección. Aquí descubrirás qué chaleco es adecuado para cada tipo de uso y en qué debes fijarte.
Chalecos anticorte: protección frente a objetos puntiagudos y cortantes
Los chalecos anticorte protegen frente a ataques con cuchillos, agujas y armas punzantes similares. A menudo están diseñados como chalecos discretos para llevar debajo de la ropa, ideales para particulares, personal de seguridad y empresarios.
Los chalecos anticuchillo son una alternativa más ligera. No ofrecen una protección completa contra las puñaladas, pero amortiguan el impacto y por ello resultan más cómodos. Qué variante es la adecuada depende de la situación de amenaza.
El efecto protector se consigue mediante placas de plástico de varios milímetros de grosor, a menudo complementadas con placas de aluminio en la zona del pecho, abdomen y espalda. El material exterior suele ser poliéster resistente.
Los chalecos anticuchillo suelen pesar entre 1,5 y 2,0 kg, ya que están diseñados para ofrecer flexibilidad y comodidad de uso.
Clases de protección contra pinchazos
Los chalecos anticorte se clasifican en cuatro clases según la "Directriz de ensayo para protección contra armas blancas y golpes" (VPAM):
K1: Protección básica frente a armas blancas ligeras
K2: Mayor protección frente a pinchazos más fuertes
K3: Resistencia frente a potentes ataques de apuñalamiento
K4: protección máxima frente a amenazas extremas
Chalecos antibalas: protección contra proyectiles
Los chalecos antibalas, también llamados chalecos de protección balística, detienen los proyectiles e impiden que penetren en el cuerpo. Son imprescindibles para la policía, los servicios de seguridad y los soldados. También los cazadores los utilizan para protegerse de los rebotes.
En algunos casos, un chaleco anticuchillo puede ser la mejor opción, por ejemplo para porteros, en cuyo caso los ataques con cuchillo son más probables.
Clases de protección para chalecos antibalas
En Alemania son determinantes las «Directrices técnicas para chalecos de protección de la policía». Existen cuatro clases de protección (SK):
SK 1: Protección frente a munición de armas cortas (p. ej. revólveres, pistolas)
SK 2: Protección ampliada contra armas cortas más potentes
SK 3: protección contra munición de fusil
SK 4: Protección frente a munición de armas largas con núcleo duro
La policía utiliza por lo general chalecos antibalas de la clase de protección SK 1, ya que ofrecen protección frente a munición de armas cortas y al mismo tiempo son ligeros y cómodos, ideales para el uso diario. Estos chalecos pesan aproximadamente de 2,0 a 3,5 kg.
La Bundeswehr, en cambio, utiliza chalecos SK 4 en misiones en el extranjero. Estos ofrecen la máxima protección posible contra munición de armas largas y, por tanto, son esenciales en zonas de combate. La Bundeswehr combina a menudo estos chalecos con placas de protección adicionales para proteger de la mejor manera posible los órganos vitales. Los modelos SK 4 pueden llegar a pesar hasta 30 kg; se acepta este peso adicional para garantizar la máxima seguridad.
Datos importantes sobre chalecos de protección
Permiso de porte y normativa legal:
En principio puedes llevar chalecos de protección en cualquier lugar, excepto en actos públicos y manifestaciones. Aquí se aplica la Ley de Reuniones, ya que dichos chalecos podrían considerarse una medida de protección frente a intervenciones estatales.
¿Qué caracteriza a un buen chaleco de protección?
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Clase de protección: adecuada a la amenaza esperada
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Ajuste: debe quedar ceñido sin limitar la libertad de movimiento
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Comodidad de uso: decisiva especialmente en misiones largas
Ya sea en el ámbito privado, en servicios de seguridad o en operaciones de policía y Bundeswehr, el chaleco de protección adecuado puede salvar vidas.
